Circular 1968-2021 Transcribimos a ustedes un artículo escrito por nuestro amigo Lic. Oscar Espinoza Villarreal, publicado el 09 de septiembre de 2021 en diarios nacionales, que es muy interesante. Print E-mail
Thursday, 09 September 2021 14:52
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Circular 1968-2021

Transcribimos a ustedes un artículo escrito por nuestro amigo Lic. Oscar Espinoza Villarreal, publicado el 09 de septiembre de 2021 en diarios nacionales, que es muy interesante.

Las criptomonedas no son la felicidad ¿Pero sí lo que más

se le parece?

Recién me llamó el hijo de un querido amigo de toda la vida, quien, por recomendación de su papá lo hacía ya que “yo, que trabajo con Accenture, seguro sabía mucho del tema de blockchain y de criptomonedas” Y él, que sí sabe de todo eso, se encontraba trabajando en una consultora con las más interesantes innovaciones en torno a esos conceptos. Cría fama…dice en su inicio un conocido refrán. Y eso pasa cuando trabajas con una empresa líder en todo lo relacionado con la transformación digital y con casi todas las tecnologías llamadas exponenciales.

 

La verdad es que no soy conocedor, pero, volviendo al dicho ese de la fama, no me he echado a dormir y con la ayuda valiosísima de Juan Yair, mi brazo derecho en investigación en Bufete Consulta, nos hemos puesto a indagar un poco más, para entregar a los lectores información sobre estos apasionantes tópicos.

 

El aura de confianza derivada de la tecnología de blockchain ha hecho que varios Estados perciban las operaciones como un rival a las divisas nacionales, una amenaza a la estabilidad fiscal y de seguridad, según el reporte “The (R)evolution of Money” de Accenture[i]. Esta misma confianza ha hecho que diversos individuos, sobre todo en Estados Unidos, hayan apostado por tener activos en criptomonedas, como medida para guardar valor durante la pandemia. Blockchain se compone de una cadena de bloques que incorporan información sobre fecha, personas e historia que impiden que las operaciones se repitan; asimismo, una clave de la confiabilidad en esta cadena es que sus registros (ledger) son públicos, descentralizados y verificables para las partes. Si bien las criptodivisas son el uso más activo de esta tecnología, los contratos inteligentes, las cadenas de valor y los sistemas de paquetería y transporte están adoptando esta tecnología de bloques.

 

Accenture, que sí se las sabe, de todas, todas, percibe que los aparentes riesgos del ambiente no regulado de las criptomonedas son en realidad una oportunidad que los bancos centrales deben aprovechar. Los bancos centrales tienen el poder regulatorio y de confianza necesario para reunir a actores opuestos en el sector financiero, reduciendo la fragmentación en el mercado y estableciendo reglas claras para el uso de criptomonedas. Sin embargo, es necesario que los bancos centrales actúen con rapidez para no ser rebasados por la tecnología.

 

Las criptomonedas en el mercado abierto han enfrentado una volatilidad basada en la confiabilidad de su continuidad como unidad de cambio y como reserva de valor. El anuncio de Elon Musk sobre detener su uso en sus propias inversiones, y el anuncio de China de suspender el uso de criptomonedas en su territorio han afectado el valor de estas divisas. Asimismo, las dificultades técnicas para crear una criptomoneda se han reducido desde 2009 cuando apareció Bitcoin. El mercado ha creado diferentes algoritmos de blockchain que compiten entre sí. Pero los bancos centrales pueden aprovechar esta tecnología para generar una divisa confiable reforzada por la vigilancia de la estabilidad del sistema monetario.

 

Esto llevará a los Estados a emitir alguna forma de criptomoneda. Accenture ha identificado once factores para el éxito de una criptomoneda en un entorno regulado por los bancos centrales: su emisión debe ser rentable para el banco, la divisa debe ser disponible para todos, debe permanecer gobernada y regulada, la divisa debe ser instantáneamente líquida para adquirir cualquier bien o pago, ser confiable, ser libre de un respaldo asociado en dinero metálico, ser transparente, funcionar como una reserva de valor de la actividad económica, tener interoperabilidad con el sistema de pagos bancarios, y tener legitimidad.

 

Por otra parte, la preocupación central de las instituciones de seguridad son los intercambios de dinero en el mercado negro en un espacio que el Estado no puede vigilar. Sin embargo, sólo 0.34% de todas las transacciones en criptomonedas provienen del crimen según la consultora Chainalysis. Esto se debe a la transparencia del registro universal de transacciones (ledger). Las transacciones de criptomonedas se registran en este ledger, y los usuarios son conocidos por sus direcciones virtuales. Lo que los vuelve anónimos, pero verificables como reales.

 

Una de las funciones del banco central es la de liberar dinero a la economía, los bancos comerciales han sido intermediaros de estas operaciones entre el Estado y los individuos, pero una criptomoneda permite distribuir los recursos de manera directa. La emisión nacional de estas divisas puede adoptar dos modelos según Accenture: centralizado con el banco central acuñando una criptomoneda propia y descentralizado con el banco central como vigilante.

 

El modelo centralizado, está cerrado para usuarios no autorizados donde el banco central mantiene copias del registro de usuarios. El banco central es el emisor de la criptomoneda y controla su suministro, incluso eliminando por completo la moneda metálica. Los bancos centrales en este modelo fomentan que los bancos mantengan una parte de sus reservas en la criptomoneda nacional en lugar de las divisas corrientes para transacciones como el comercio interbancario, la liquidación y la compensación. Uno de los experimentos en este modelo es el Banco Central de Rusia, que busca lanzar su propia criptomoneda nacional. Los emisores tendrán licencias, reduciendo el anonimato.

 

La segunda alternativa que Accenture observa para los bancos centrales consiste en adoptar el modelo descentralizado. El banco central busca alianzas con bancos comerciales para crear la estructura de gobierno, regular el suministro de la criptomoneda y garantizar el consenso. En asociación con las instituciones financieras, el banco vigila el registro de usuarios, la emisión de cuentas y la garantía de cumplimiento. En asociación con agentes del sector privado, el banco central puede establecer una tasa de interés pagable en la criptomoneda y permitir que el sector privado determine la cantidad en circulación. El Banco de Canadá está experimentando con su criptomoneda, CAD-Coin. Los bancos participantes dan una garantía en efectivo en una bolsa común que el banco central convertirá en CAD-Coin. Este experimento probará cómo podrían liquidarse grandes transacciones entre bancos en el futuro.

 

Accenture considera que las posibilidades de éxito de una criptomoneda son mucho mayores si el banco central entra a este mercado. Si los países no comienzan a acercarse a estas, los gobiernos pueden verse rebasados por el mercado y perder el control sobre los instrumentos tradicionales para la estabilidad económica. Las criptomonedas pueden hacer más directas y efectiva las respuestas de los bancos centrales para la política monetaria.

 

Para el título de esta colaboración, he escogido el refrán popular ese que dice que “El dinero no es la felicidad, pero sí lo que más se le parece”. No entraremos a escudriñar esta afirmación polémica. Solo ha sido un recurso para el nombre de la columna, insinuando que ahora parece haber una corriente de pensamiento en el sentido de que ha surgido una verdadera alternativa al dinero que hemos conocido hasta ahora. Y hay muchos dispuestos a defender que las criptomonedas sí se parecen mucho a la felicidad. ¿Será?

“Unámonos más que nunca en un Gran Acuerdo Por México”