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Circular 2249-2022 Transcribimos a ustedes un artículo muy interesante sobre las grandes desigualdades de nuestro país. PDF Print E-mail
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Monday, 27 June 2022 09:08
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Circular 2249-2022

Transcribimos a ustedes un artículo muy interesante sobre las grandes desigualdades de nuestro país.

El artículo fue escrito por Mario López Roldán el 20 de junio del 2022, publicado en el diario “El Economista”.

 

COLUMNA INVITADA

Las desigualdades: El gran freno de México

México es uno de los países más desiguales del mundo. De acuerdo con el World Inequality Report 2022, el 10% más rico de los receptores de ingresos en México gana 30 veces más de lo que percibe el 50% que menos gana. En patrimonio, el 10% más rico de la población tiene cerca del 80% de la riqueza del país.

México es el país de la OCDE en donde más se trabaja. Es decir, en donde se laboran más horas al año,(i) con un registro de más de 2,100 horas anuales por trabajador (el promedio OCDE es de 1,700). También, es el país de la OCDE con las jornadas laborales más largas,(ii) con cerca de un 30% de los trabajadores reportando jornadas de más de 50 horas a la semana,(iii) y el país con menos días de vacaciones pagadas al año, con un mínimo de 6 días anuales (en contraste con 20-25 días en la mayor parte de los países OCDE). A pesar de este esfuerzo, México tiene uno de los niveles más bajos de productividad de la OCDE.(iv) También tiene niveles bajos de crecimiento económico y crecimiento potencial.(v)

Mejorar la productividad y la capacidad de crecimiento es crucial para avanzar hacia el desarrollo incluyente y sostenible. Para lograrlo, México tiene que enfrentar primero el gran desafío nacional: la desigualdad.

México es uno de los países más desiguales del mundo. De acuerdo con el World Inequality Report 2022, el 10% más rico de los receptores de ingresos en México gana 30 veces más de lo que percibe el 50% que menos gana. En patrimonio, el 10% más rico de la población tiene cerca del 80% de la riqueza del país.(vi)  Estos datos sintonizan con las estimaciones del Coneval que calculan que un 76.5% de la población mexicana vive en condiciones de pobreza o vulnerabilidad.

Las grandes desigualdades son un lastre social, pero, en países como México, también afectan la capacidad de crecimiento económico y el aumento de la productividad. De acuerdo con análisis de la OCDE, los países con desigualdades en aumento tienden a crecer menos que los países en donde se han reducido o se están reduciendo las desigualdades. Y aquí la educación es clave: el bajo desempeño de la educación pública y la falta de recursos de la mayor parte de la población para invertir en educación de calidad son factores cruciales en el impacto negativo de la desigualdad en el crecimiento.

Hay otras áreas en las que las grandes desigualdades se traducen en obstáculos al crecimiento y la productividad. Por ejemplo, en acceso al crédito, educación financiera, participación laboral de la mujer, conectividad digital, acceso a investigación y desarrollo, infraestructura. Las grandes desigualdades en estos campos limitan la capacidad de crecimiento económico sostenible de México y favorecen la informalidad, la corrupción, el crimen organizado y la inseguridad, afectando también el tejido social, la confianza y la inversión.

Por ello, es crucial apoyar los esfuerzos del Gobierno para terminar con las desigualdades excesivas que tanto frenan a México. Los programas para atender la pobreza y de transferencia condicionada de recursos son necesarios, pero no suficientes. México requiere de un ambicioso paquete de reformas para la inclusión en materia fiscal, educativa, de protección social, de empoderamiento económico de la mujer, de competencia y de inclusión digital.

Estas reformas pueden ayudar a romper el círculo vicioso que tiene atrapado a México (alta desigualdad – baja productividad/crecimiento – más desigualdad). Sobre todo, si va acompañado de políticas para desmantelar barreras al comercio y la inversión, una estrategia nacional de anticorrupción y una alianza empresarial para el crecimiento incluyente. Pero la voluntad política debe ser el gran propulsor de estos ajustes. Como nos dijo Thomas Piketty una vez en la OCDE: “La historia de la distribución de la riqueza siempre ha sido profundamente política; no puede reducirse a mecanismos puramente económicos”.

Es necesario luchar contra las desigualdades, pero la forma de hacerlo es atrayendo inversión, creando empleos, mejorar los ingresos de los trabajadores y tener servicios de educación, seguridad y salud de primer mundo.

 

“Unámonos más que nunca en un Gran Acuerdo Por México”