Martes 17 de Junio de 2014 18:35 |
  ApologÃa del secuestro 11 June 2014-0 Ningún delito agravia más que el secuestro. Hace diez años, miles de personas salimos a protestar en las calles, en aquella marcha de blanco, exigiendo mejores condiciones de seguridad y sobre todo que se acabara con el secuestro que habÃa comenzado a aparecer como una constante en todo el paÃs y sobre todo en la ciudad de México. Han pasado diez años y las cosas no han mejorado: la cifra de secuestros desde entonces se ha multiplicado y probablemente la única diferencia es que si entonces muchos de esos secuestros eran de alto impacto, de personas con un cierto nivel económico, ahora se han democratizado: hay secuestros de personas con recursos y sin ellos, hay secuestros en los que se piden rescates de millones y otros de unos pocos miles de pesos. Lo que no ha cambiado, desgraciadamente, es la ausencia de un verdadero castigo a esos criminales. Para esas fechas, cuando la sociedad estaba movilizada y conmocionada por el tema, se dieron los secuestros de los hijos de Alejandro MartÃ, Nelson Vargas e Isabel Miranda. En los tres casos sus hijos: Fernando, Silvia y Hugo Alberto fueron asesinados por sus secuestradores. Los tres exigieron justicia, se convirtieron en protagonistas de sus propias historias familiares, lograron mover polÃticos y polÃticas. Nelson ha mantenido siempre la exigencia de castigar a los responsables de la muerte de Silvia. Alejandro e Isabel han seguido hasta el dÃa de hoy ya no sólo como padres que reclaman justicia sino como verdaderos activistas que han logrado cambiar la realidad y mover a las autoridades. Lo que no se logra cambiar es el funcionamiento de la justicia, tampoco el de algunos medios y supuestos activistas. El año pasado fue dejada en libertad Florence Cassez. El argumento de la Corte fue que no se cubrió el debido proceso en su contra. Hubo fallas en el proceso, pero ninguna que fuera tan determinante como para descartar lo que era Cassez: una secuestradora que habÃa abusado de sus vÃctimas. En estos dÃas, una misma juez, Olga Estrever Escamilla, primero anuló todo el proceso contra uno de los secuestradores y asesinos de Fernando MartÃ. DÃas después, volvió a anular el proceso contra otro secuestrador, éste de la banda de Los Rojos, que secuestró y mató a Silvia Vargas. Isabel Miranda ha tenido que soportar una campaña infame y ofensiva en su contra, porque quieren liberar a una de las secuestradoras de su hijo. La mujer en cuestión, Brenda Quevedo, está juzgada y está más que comprobado que participó en esa banda de delincuentes y en ese crimen. A quienes la apoyan no les importa. La letra de la justicia sin duda es importante, pero cuando el espÃritu de la misma no se respeta, cuando se busca la impunidad, en los juzgados o en los medios, la que pierde es la sociedad, la gente, las vÃctimas. Esta dirección electrónica esta protegida contra spambots. Es necesario activar Javascript para visualizarla Twitter: @bibianabelsasso |